¿Has tenido alguna vez una “amiga sabelotodo”?
o
¿con esa habilidad repelente para soltar una frase que hace que te cruja algo por dentro?
Yo, sí.
Ella es buena persona. Con conciencia, responsabilidad y toda la salsa que le acompaña a lo que comúnmente llamamos “encantadora”.
Todos tenemos algo que mejorar. Me incluyo en el saco.
Pero a veces…
El otro día, paseando por el bosque con un grupo, destinamos un tiempo a reponer fuerzas.
Mientras acabamos la comida, admirando un mar brillante que lucía diferentes tonos de azules, le comenté que iba a poner un repetidor de wifi en casa.
La señal es débil y me estaba dificultando algunas tareas de mi trabajo.
No es informática, para aclararlo. De hecho, no toca nada de tecnologías.
Móvil, ordenador, una usuaria más, atrapada en la vorágine telemática y mecánica donde estamos tantos. Y me dice:
– Escucha, ¿sabes que puedes reconfigurar el router a 2.4 en vez de a 5?
Primero la radiación será mucho menor y segundo la 2.4 atraviesa paredes con más facilidad que la 5. Así, no necesitarías ponerte un repetidor.
-pues vaya, gracias. Parece interesante la propuesta. Le dije.
¿Cómo se cambia el router? ¿lo sabes hacer tú? ¿me lo puedes explicar?
-Sí, yo lo hice en mi casa.
Y aquí viene lo bueno:
-claro, es que tu no eres muy ducha en todo lo que se refiere a informática y ordenadores. Es complicado y no sabrás hacerlo.
Iba a decir que igual me pilló un día sensible.
¡Pero que va!
Recordé que estos comentarios punzantes los hacía de vez en cuando con mi físico, hombres, comida, etc.
Dar feedback es un arte. Decir lo que piensas preguntándote primero si lo que vas a decir lo dices para ti (ego) o lo dices para el otro.
A dar feedback se aprende. Para ser bueno en eso, primero tienes que conocerte un “poco bastante”, escuchando lo que te pasa cuando te dan sablazos como los de mi amiga “ sabelotodo”.
En las sesiones de coaching, incluso en mis talleres de cocina damos feebacks sobre lo que estamos sintiendo, en coaching, sobre todo, enseño como hacerlo.
Es un juego divertido que te lleva a desarrollar una escucha muy fina sobre ti y lo que estás sintiendo con la otra persona.
Aprendes muchísimo.
¡Es una de las tareas que suman para que tu comunicación gane en TODO!
A raíz de lo de mi amiga “sabelotodo”, me pregunto:
– ¿consigue algo la gente siendo una sincericida?
Ese día conseguí que la flecha pasase de largo.
Por suerte pude soltar enseguida.
Se ofreció a venir a casa a hacerlo. Mientras me lo iba diciendo sentí que ya se estaba arrepintiendo. Iba pensando en alto:
-Desplazarme hasta tu pueblo, compatibilizar horarios de trabajo de las dos, ¡uff! Igual está difícil, decía.
En fin, la cosa se quedó en el aire. Nunca más volvió a nombrar el tema.
Solo le sirvió para hacer el comentario negativo de turno.
La dejé que se escapase del compromiso en el que sola se había metido. Podía haberle reclamado. Ni me interesó darle feedback sobre lo sucedido, ya había pasado más veces y vuelta a empezar.
No le insistí.
Me pongo un repetidor y punto.
Dar feedbacks siendo sincericida es algo que no es para nada recomendable.
No consigues nada positivo del otro, quizás te llevas rechazo porque simplemente, el otro ¡ni si quiera te lo ha pedido!.
Y dependiendo de la capacidad de recibir de la persona puedes hacerle daño.
En las sesiones de coaching acompaño en este descubrimiento y si es necesario entrenamos hasta que dar feedback se hace de manera fluida. No es ninguna tontería te lo aseguro.
Puedes poner límites con amor y de manera asertiva. La liberación que te provoca, al menos yo, no la cambio por nada.
Enseño a dar feedbacks en positivo.
Siempre, siempre, siempre, respetando y alentando la esencia de quien lo siente.
La elegancia y la sutileza se pueden coger perfectamente de la mano con el aprendizaje constructivo.
Y entonces puede pasar algo mágico y es que los “sabelotodo” con feedbacks que no llevan a ninguna parte, empiezas a no encontrarlos tan a menudo, es… como si ya supiesen que estás entrenada, se guardan el comentario para otro.
Te animo a que solicites una sesión de descubrimiento.
Sabrás mucho más sobre una sesión de coaching ontológico y aunque no compres un servicio mío, te vas a llevar claridad.
Créeme, 10´con una visión más clara sobre lo que quieres hacer y cómo hacerlo.
Abrazo,
joana p.
2 respuestas
Uno de mis hermanos era un sabelotodo, hacia ese tipo de comentarios también.
Como dices en el título «esquivar las flechas», pues a mí me daban todas las flechas hasta que un día dije ¡BASTA!, Y lo que él decía que no se podía hacer porque era imposible o difícil, pues yo lo hice para cerrarle la boca.
Doy gracias por que haya sido así porque eso me ayuda a diario, es una lección aprendida y ahora con tu ayuda en el coaching también he aprendido a esquivar esas flechas, a empoderarme, tener el control de mi vida y aún tengo mucho que aprender, todo es más fácil con tu ayuda! 😊👏🏼
Gracias Xavi por aportar tu experiencia. Enhorabuena por el compromiso que tienes contigo para saber más de ti. Abrazo con ternura, Joana