El ostracismo hoy en día se utiliza para definir a aquellas personas que voluntariamente, o no, han decidido no salir a la calle, no asistir a actos públicos.
Puede ser por timidez o un carácter antisocial.
O … porque están pasando por un proceso vital de transmutación y necesitan estar muy para adentro.
En mi caso, elegí el ostracismo durante un largo periodo de tiempo, para poder transmutar lo vivido en los últimos 7 años.
Pero, hubo un momento, en que de tan cerrada que estaba empecé a bloquearme.
Empezó el no movimiento.
Hablo de un no movimiento interno.
Independientemente de la estación en la que estés, puede pasar que el invierno llegue a tu cuerpo, a tu corazón.
Es mucho más difícil sostener este proceso en verano, porque como decía en la anterior publicación, vivimos en la Tierra, somos parte de ella, y nos empuja inexorablemente a sentir el Fuego en verano.
Si te resistes a ese empuje el bloqueo se acentuará.
No es que tengas que hacer algo con ello.
Simplemente lo nombro para que seas consciente.
Si has leído los dos artículos anteriores sobre ALIMENTA tu FUEGO, te darás cuenta que digo en varias ocasiones el poco a poco.
Un fuego no lo podemos llevar a una hoguera en plenitud desde una llamita, ¿verdad que no?
Pues eso es lo que nos pasa a nosotr@s
Sea por el motivo que sea, convertir la llamita de tu interior en un fuego esplendoroso para ponerlo a tu servicio y al servicio del mundo, no se logra en un día.
Es cuestión de entrenamiento y si quieres que sea más fácil y armónico, es importante incluir una buena alimentación.
y
¿en qué consiste ese entrenamiento?
Te propongo un viaje.
Vas a cerrar los ojos cuando yo te diga ¿ok?
Ahora, antes de cerrar los ojos vas a ir a la orilla de un río.
Has llegado allí transitando un camino verde y frondoso formado por árboles, helechos altos mezclados con florecillas lilas, todos salpicados por el rocío de la noche.
Sentad@ a unos metros de la orilla del río te llevas las manos a la cara, pudiendo rememorar el momento en la espesura del bosque donde te has impregnado de esa humedad refrescante del rocío, junto al olor a eneldo y menta.
Delante de ti se encuentra una llamita pequeña, parece que se va a apagar en cualquier momento.
Pero se niega a desaparecer.
Titubeante parece que te mira pidiendo que la avives, tú la entiendes.
Siempre ha soñado en convertirse en una hoguera donde puedas arrojar todo lo que ya no quieres de tu vida: desilusiones, heridas profundas, auto saboteos, traiciones, miedos, cartas antiguas que nunca te atreviste a romper, regalos impuestos guardados por el que dirán….
Esa llamita sigue implorando que la avives… quiere ayudarte a transmutar aquellos dolores más antiguos y añejos.
Quiere tener el protagonismo que siempre ha deseado.
Incluso quiere ser temida por momentos, para que la gente vea lo poderosa que es.
Quiere calentarte en las noches oscuras y profundas.
Y también quiere que, si consigues convertirla en una hoguera, esté contenida por una barrera de tierra y algo de piedras para no quemar el bosque, no quiere destruir su belleza.
Quiere también que sepas dejarla quemar hasta que la hoguera pase a un fuego hermoso, tranquilo y estable, que pueda ser avivado en cualquier momento con facilidad.
Solo cuando sea necesario.
Así que esa llamita sigue mirándote implorando que lo hagas, que no te esperes más.
Y tú, ante la visión que te ha ofrecido de lo que puede llegar a ser, decides hacerlo.
Buscas hojarasca seca y se la añades.
Se aviva, poco a poco vas añadiendo más hojas secas, ramas finas.
Cada vez las consume más rápido pues está tomando fuerza.
Por un momento, se te activa el recuerdo de la hoguera que te enseñó que quería ser y vas a buscar unos troncos bien gordos para ponerlos, pero cuando llegas, la llamita está casi como al principio, un poco más fuerte pero pequeña, titubeante.
Y
Te das cuenta que si arrojas uno de esos troncos la extinguirás para siempre.
Así que, a pesar de las ganas que tienes, no lo haces.
La llama pequeña necesita tiempo.
Necesita ir poco a poco.
Te toca quemar de nuevo ramitas, pinaza y quizás en el momento que más arde, añadirle algo un poco más grande, pero sin pasarte, para que el fuego que hay pueda acoger tamaños mayores de madera y quemarlos.
Le vas cogiendo el tranquillo, aumenta la llama, aumentas el tamaño de las ramas hasta que al final puedes añadir un tronco y luego otro….
Se ha convertido en un gran fuego y antes de que pueda crecer demasiado lo rodeas con tierra y piedras.
Te aseguras que hay una distancia suficiente para que no salpique el bosque.
Tienes preparado recipientes para coger agua del río si hiciese falta
Y
Entonces decides experimentar.
Empiezas a añadir a ese fuego material antiguo que quieres quemar, también más troncos, muchos troncos para que la fuerza transmutadora convierta en cenizas todo los antiguo, rancio y pesado que ya no quieres dentro de ti.
Observas la majestuosidad de la hoguera.
Y después de ese momento álgido la inmensa hoguera pasa a ser un fuego estable, grande, continuo.
Ese Fuego, tú Fuego ha dejado de ser casi inexistente, para ocupar el espacio que le corresponde, y, poder estar a tu servicio para cuando lo desees o lo necesites.
Ahora, miras atrás.
Te levantas, tienes que volver.
Sientes que ese fuego ya no se apagará ni volverá a estar débil.
Está contenido, seguro y estable.
Tú sabes y él sabe que lo irás a visitar a menudo para mantenerlo activo y cuidado.
Repasarás la tierra y las piedras.
Tendrás recipientes con agua siempre llenos. El río que pasa por su lado es lo suficientemente grande para darte agua cuando lo necesites.
Mirándolo por última vez y dándole las gracias te adentras de nuevo en el bosque, la fragancia del eneldo y la menta te van acercando cada vez más al camino inicial, la humedad del bosque te abraza de nuevo.
Has grabado en tu memoria el recorrido.
Estás segur@.
Puedes volver cuando quieras.
AHORA CIERRA LOS OJOS. Quédate unos minutos reviviendo lo que has leído, disfrútalo. Ya seguirás leyendo más tarde.
Y ese entrenamiento del que te hablaba al principio, va así.
Poco a poco
Con estructura
Sabiendo que cada paso que vas a dar, con conciencia, en la alimentación para alimentar tu FUEGO, va a ser para allanar el camino y hacerlo fácil.
Ahora sabes que mantener tu FUEGO activo y fuerte, contenido y tranquilo es fundamental para transmutar, incluso piedras en el riñón (en casos excepcionales).
Un abrazo,
Joana P.
PD: martes sigo con las recetas para ALIMETNAR tu FUEGO.
2 respuestas
Muchas gracias por este viaje interno para reconocer mi fuego interior.
💗💗💗