Yo soy

Yo soy

En la oscuridad de la cueva, sintiendo mi corazón latiente, recuerdo que hay un mundo donde su fragancia me está llamando de nuevo.

Salgo perezoso, un agujero negro en el estómago me alerta que llevo mucho tiempo sin comer; me fundo con el bosque.

Busco miel, algunas bayas, tengo mucha hambre.

Caminando, de repente observo mis manos, me doy cuenta que ahora son negras, grandes y fuertes. El reflejo del río dónde he parado a beber, rebela que me he convertido en un gorila.

Sintiéndome negro e inmenso, necesito mostrar mi fuerza en ese lugar. Quiero que se enteren, estoy aquí, he despertado.

Dando un golpe de puños en la Tierra, sacudo mi alrededor y me alzo poderoso emanando mi ternura.

La lentitud del tiempo que casi se detiene, me lleva a un vacío lleno de calma, quietud y amor infinitos.

Desde ahí, se produce la magia de observar de lo más pequeño a lo más grande que habita en mí; yo soy todo lo que me rodea y todo lo que me rodea soy yo.

Mi caminar con el cuervo, que se posa en mi hombro cuando él quiere, me hace sonreír.

Así tomo consciencia de que estoy regresando al cuerpo, a mi cabaña en el bosque, a mi sabiduría y a un hablar en un lenguaje olvidado por los hombres.

La serpiente ya sabe transformar el veneno en medicina, una sonrisa crece y crece hasta que todos los poros de mi piel respiran esa felicidad.
Viajando a través del agua y del viento, comprendo mi proceso.

Y entonces, cuando creo que la Tierra es mi destino y que mi misión es enraizarme y observar, se me entrega un gran regalo:

He transformado todas mis penas en nácar brillante, aprendo que si vuelo, el viento me enseña una nueva manera de moverme y dando las gracias al bosque, vuelo y vuelo libre, visitando lugares que nunca antes había visto ni sentido.

Increíble, el éxtasis invade todo mi cuerpo y me entrego a esta exquisitez desconocida.

Una vez más en mi vida, el placer me revela que no soy de este mundo y que todavía hay memorias muy enterradas a las que hoy, no puedo acceder.

No importa, sonrío de nuevo, mi piel se reconforta, ahora ya sé que vuelo y algún día conoceré a mis hermanos de más allá de la Tierra.

Y así, sintiéndome en la inmensidad del Universo, las estrellas me acompañan.

Yo soy

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