Te levantas cansado.
Un sueño nada reparador.
El estrés de serie que trae nuestra sociedad, y, apurado con un café, confiesas a tu amigo que ¡estás harto!.
Entonces te dice:
-si la vida te da limones, ¡haz limonada!
Yo lo miraría con cara entre sorpresa y rabia.
¿Me acaba de clavar una lanza? ¿Realmente me ha entendido? Estoy diciendo que no puedo más y me responde que ¿haga limonada?.
Una frase tan conocida y a la vez tan invisible en el aprendizaje de nuestras vidas.
Por ejemplo, con la alimentación.
Cuando estoy esperando en la cola del súper para pagar, me dedico a chafardear. Veo carros repletos de yogur, natillas, bollería, pizzas, comida precocinada, carne, muuucha carne y congelados, patatas chips, coca-colas, la cosa suma y sigue.
Pocos veo donde el 70% sea pescado fresco, legumbres, verduras de todos los colores, frutas, leches vegetales…
Eso sí, hay algo en común en todos los carros, el papel higiénico.
Claro, luego viene ese café que te salva la vida por las mañanas antes de empezar la jornada, el cansancio y el sueño retrasado que esperas recuperar milagrosamente durante el fin de semana.
Imagina por un momento que el fin de semana sea para hacer todo lo que te dé la gana, porque te sobra tanta energía que no sabes qué hacer con ella.
Pues sí, eso es posible. Sólo necesitas reorganizar tus hábitos alimenticios.
Posiblemente sustituir algunos alimentos por otros… et ¡voilà!
Convertir en “limonada” todo lo que la Tierra te da: arroz, cebada, trigo, calabacines, tomates, coles, zanahorias, manzanas, garbanzos, lentejas, frijoles, etc. ¿Cómo? Cocinándolos.
Y para ello me tienes a mí.
Si conviertes en “limonada” toda esa materia prima. Estarás revitalizado, con un estrés considerablemente bajo, una mente ágil y en paz.
Un sistema inmunológico más fuerte, digestiones menos pesadas y mejor absorción de nutrientes, sobre todo minerales, que tu cuerpo necesita como el agua que te beberías en un desierto.
Todo eso se traducirá en una armonía y equilibrio entre cuerpo, mente y emoción.
Irás al trabajo desbordante de energía y por la noche te entregarás a un sueño placentero y reparador.
Si no quieres seguir siendo víctima de los enlatados y las comidas precocinadas, te invito a una entrevista conmigo de 10min para que valores unas sesiones desde el coaching nutricional.
Sé el protagonista de tu cocina. Con platos sencillos, nutritivos. Empápate de la libertad para saber comer según tu condición física, mental o emocional.
¿Te imaginas las cadenas que puedes romper?
Y te digo que con un micro paso, a lo mejor sólo con los desayunos, darás un salto cuántico.
No sólo harás limonada, ¡harás magia!
Talleres grupales para aprender a cocinar rápido, sencillo y nutritivo donde asimilarás recursos, para ahorrar tiempo y dinero en la alimentación.
Pide cita para hablar y aclarar tus dudas sobre mis talleres y las sesiones de coaching nutricional.
Sesiones con seguimiento donde descubrirás los tesoros escondidos dentro de ti.
joana p.
PD1: este artículo lo escribí antes del confinamiento, curiosamente en esa época, resaltó un fenómeno en los supermercados, la compra masiva de papel higiénico.
PD2: en la próxima historia te cuento la intimidad entre tu cerebro y el papel higiénico.