A veces hablo de la indiferencia como un encefalograma plano.
Me viene esa imagen del monitor con una línea recta. Ni subidas, ni bajadas.
Esa recta que indica que hay vida porque se oye el bip-bip…bip-bip, nada más.
Hay una gran diferencia entre no sentir y permitirte sentir; saber transmutar las emociones, dejando que te atraviesen, para soltarlas, perdonar lo que tengas que perdonar, llorar lo que tengas que llorar…
Estamos amaestrados para no sentir o sentir lo que está bien visto. Por ejemplo, reír.
Eso sí, no rías demasiado porque entonces molestas.
Claro, sentir tiene su qué.
A veces duele.
Entonces preferimos pasar de puntillas por la emoción.
Piensas:
-¡Ostras! ¡Qué bien¡ ¡ya se ha acabado!
Y…¡Zas! sin darte cuenta ya has caído en la anestesia de la indiferencia.
Es útil, práctico.
Puedes escuchar.
La mayoría de las cosas te afectan mínimamente, es, aparentemente un regalo.
Claro, si quieres vivir con conciencia; estar en lo que llamo encefalograma plano no te va ayudar, más bien va a convertir tu estar en algo mecánico.
Quizás vivirás con un personaje o personajes muy bien diseñados, pero muerto.
Y para muertos ya tenemos muchos desgraciadamente en este mundo.
Y no hablo de los muertos que ya se han ido a otro plano, que en paz descansen.
Hablo de los muertos en vida.
Hablo de aquellos que ni sienten ni padecen.
¡Ojo!
Aparentemente.
¿Eres de esos?
La indiferencia podría ser tu gran enemiga.
En mis sesiones de coaching aprendes a sacudírtela.
Aprendes a permitirte, quizás lo que no te permites expresar presencialmente en tu entorno.
Mi acompañamiento no es catártico, ni agresivo.
Desde mi ternura y bagaje voy alentando cálidamente tu proceso, a ti.
…y…te sacudes.
Sueltas esa anestesia y sientes desde el corazón, con presencia y emoción.
Enseño técnicas sencillas y muy efectivas. Ejercicios de desbloqueo.
Suele ser relativamente fácil.
Y si eres duro de pelar, tengo más herramientas, no te preocupes.
Si estás comprometido con tu reto y contigo mismo, acabas sacudiéndote la indiferencia.
Créeme, el coaching es un antes y un después en tu vida.
Puedes empezar reservando 10 minutos conmigo, para valorar si estás tocando la puerta adecuada para este momento de vida.
Reserva ya tu cita.
Un aprendizaje cocinado a fuego lento, como los potajes de nuestras abuelas. Aquellos tan sabrosos.
joana p.